El vocablo parto proviene del latín ¨Partus¨ y se define como el proceso mediante el cual el producto de la concepción y sus anexos son expulsados del organismo materno a través de la vía genital, y se admite como parto cuando la mujer cuenta con un embarazo mayor de 20 semanas y el feto un peso mayor a los 500grs.
La reproducción de la especie humana desde sus inicios, se realizó de la forma que la conocemos hoy y por ello, el parto era comprendido como un fenómeno natural. A lo largo de la historia, se cuenta con verdaderos tratados médicos que hablan de Ginecología y Obstetricia, describiendo cada vez con más exactitud el mecanismo de dicho acontecimiento. También es un hecho que en las diferentes culturas, ya sea hindú, egipcia, griega, romana o china, se habla de otra forma de nacimiento, a la que llamaron operación cesárea, realizada cuando la madre había fallecido o se encontraba a punto de morir, en un intento por salvar al producto y que consistía en realizar un corte a través de la pared abdominal (del latín ¨caedere¨, cortar) y que quizá es la más antigua de las operaciones. Sin embargo, esta práctica en una mujer viva se describió hasta el siglo XVI, y a partir de entonces ocupa con mucho el primer término de las operaciones quirúrgicas obstétricas.
¿Cuáles son los beneficios o los riegos para el producto de una u otra forma de nacimiento? Porque está muy claro que la forma natural de nacimiento es el parto, y que la operación cesárea de debería de realizar únicamente cuando la primera no es posible (indicaciones absolutas y relativas). En otros términos, la cesárea debiera ser un método de excepción para reducir la morbi/mortalidad perinatal, y no está sucediendo así. La cifra estadística muestra un rápido incremento en la frecuencia de cesárea, siendo una de las justificaciones, la disminución progresiva en la mortalidad perinatal, lo cual resulta aún controvertido. Baker, y D’Alton reportan que el riesgo de muerte materna por cada cien mil nacimientos fue de 22.3 para cesárea y 10.8 para nacimientos por vía vaginal, aunque se redujo a 5.8 por cada cien mil cuando la muerte fue directamente atribuible al acto quirúrgico. En cuanto a mortalidad neonatal, ésta se ha reducido de 23/100 en 1964 a 16.3/1000 en 1975 y a un 2.2 a 15% en la actualidad, dependiendo del tipo de estadística analizada, si es corregida o no, la clase de pacientes que comprende la indicación, si son cesáreas de urgencia o programadas, si es el producto es de término o no, etc.Igualmente también depende de la institución hospitalaria en donde se lleva a cabo la cirugía, el equipo con el que cuenta, la capacitación del personal, etc.
Así pues podría pensarse que mueren más niños de los nacidos por vía abdominal que por vaginal. Sin embargo, debemos de tomar en cuenta que en la cesárea hay un padecimiento que indica la cirugía y que sin duda actúa desfavorablemente sobre el feto.
¿Cuál es el beneficio del parto para el recién nacido? El proceso de trabajo de parto favorece que el recién nacido haga una rápida transición desde su dependencia con la placenta para el intercambio gaseoso, a una total realización del mismo con su propio sistema respiratorio, dándose varios cambios en forma simultánea en el parto en sí. Para comprender mejor esto, recordemos la fisiología respiratoria y circulatoria de la vida intrauterina. En ésta última, los sacos alveolares se encuentran llenos de líquido pulmonar y los vasos capilares pulmonares llevan poca sangre por encontrarse parcialmente cerradas las arteriolas, lo cual hace que una gran cantidad de sangre se desvíe a través del pulmón y del conducto arterioso. Durante el paso del neonato a través del canal vaginal, se inicia la eliminación del líquido pulmonar.
Al nacimiento, diversos estímulos bioquímicos, térmicos, táctiles, provocan la primera respiración, al igual que la oclusión del cordón umbilical. Ésta inspiración lleva aire a los sacos alveolares, que se mantienen insuflados gracias a la presencia del surfactante. Así pues, se expande el lecho vascular pulmonar y sale el líquido pulmonar restante al sistema linfático. Las arteriolas se abren, favoreciendo el paso de la sangre a través del sistema vascular pulmonar y con ello el cierre fisiológico del conducto arterioso que comunicaba a la aorta con la arteria pulmonar y separando circulación derecha e izquierda.
Cuando éste proceso no ocurre o se ve interrumpido, produciéndose hipoxemia, se mantiene éste conducto arterioso permeable y puede acompañarse de vasoconstricción pulmonar, dando origen a cortocircuito venenoso-arterial. En esto se basa el síndrome de dificultad respiratoria que puede ser solo un retraso en la adaptación cardiopulmonar, o taquipnea transitoria del recién nacido. Este síndrome se presenta en alrededor del 25% de los niños extraídos por cesárea, es decir en 1 de cada 4 cirugías. De ellos, muere uno de cada quince (6.8%).
Un aspecto importante que se ve favorecido en el nacimiento por parto, es el apego materno-infantil temprano.
La primera hora del recién nacido es indudablemente una de las fases más críticas de su vida, teniendo un papel preponderante en ella las hormonas circulantes como oxitocina, prolactina, endorfinas, adrenalina, etc., que permiten que en este ¨periodo sensible¨, desde el punto de vista etológico, se lleve a cabo un intercambio gratificante de sensaciones y actitudes entre la madre y el hijo. En dicho periodo, se mantiene en alerta y el contacto visual, así como el físico piel a piel.
También es posible iniciar la lactancia natural aprovechando el reflejo de succión del recién nacido y el de eyección láctea de la madre. Se ha documentado que esta práctica influirá en la duración y éxito del amamantamiento.
Finalmente, no hay que perder de vista que el cuidado perinatal se debe de centrar en la familias y debe dirigirse no solo a las necesidades de la mujer y de su hijo, sino también de su pareja, favoreciendo la atención integral en cuanto al aspecto intelectual, social, y cultural, y no solo al biológico, tal y como lo promueve la OMS.
La meta por lograr que el nacimiento humano sea por parto en 85% a 95% de los casos solo en 5% a 15% por cesárea, se ve lejana en nuestro mundo actual, donde el uso excesivo de tecnología, o la aplicación de tecnología sofisticada es el común, aun cuando procedimientos más simples suelen ser suficientes o superiores.
Dr. Juan José Almaraz Navarro, médico pediatra.
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